Un poquito de buen rollo, para compensar.

Después del fracaso de mi última incursión por los territorios del arte moderno, me he pasado un fín de semana de lo más entretenido en el Photoville de Brooklyn. Aquí sí. Una especie de ciudad construida con contenedores que alberga exposiciones, workshops, conferencias, proyecciones, y como no, bares, terrazas, cervezas y perritos calientes. Todo ello en un marco incomparable, que suele decirse.

Y como con tantas ofertas ha de haber de todo, también tenemos moderneces, aunque no tan pasadas de rosca. Ahora se lleva complementar la exposición con realidad aumentada, que no sé yo si aporta mucho o poco, pero lo del Ipad queda siempre muy resultón y moderno. Además, a la gente le chiflan los gadgets electrónicos, y si son de Apple, pues más.

Al final lo de los contenedores resulta un poco incómodo, pero todo sea por la causa. Eso sí, el ambiente fenomenal, fotógrafos de todo tipo y condición mezclados en alegre confusión, viendo, tocando y comparando, como en el anuncio. La cantidad de exposiciones era tan grande que cuesta decidirse por una, aunque a mí me gustó especialmente una muestra dedicada a las fotos malas. Obviamente con participación entusiasta de todos los asistentes, que podían enviar directamente desde el móvil todas las mierdas que perpetran a diario para formar parte de la muestra.

Un concepto interesante, ya que estamos. Del seminario sobre retrato, me quedo con las instrucciones que hay que dar al modelo para hacer que tus retratos sean más profundos: «Mira a la cámara y cierra la boca»
L O V E R
Me encanta la iluminación avanzada y ultramoderna de las exposiciones, con esas luminarias seguro que no hay reflejos.
tampoco nos vamos a poner aqui estupendos, que lo que importa es el concepto. Si empezamos con exquisiteces ya se nos nota enseguida que somos de pueblo.
Lo digo muy en serio Siqui, con esas bombillas dudo que haya muchos reflejos…
Jajaj ya echábamos de menos un poco de sarcasmo gratuito… El tipo de la rata parece majete, no? Abrazos!!!