Los domingos por la mañana la gente se distrae de muchas maneras. En Oatman no hay bingo ni se pueden bailar sardanas, de modo que este padre y su hijo se acercan a la antigua carretera 66 para ver pasar las motos. Por algún motivo, en lugar del coche se han venido en la segadora. Yo pensaba que eso sólo pasaba en las películas, pero esto es América. La comodidad es lo primero, de modo que el padre se ha traído un par de sillas. El chaval, por su parte, se ha montado un trípode con una cámara para poder fotografiar las motos conforme vayan pasando. Yo le hubiera sugerido que, ya puestos, se colocase el artilugio un poco más cerca, pero el inglés sureño no se me acaba de dar del todo bien. Tengo la mala costumbre de abrir la boca para hablar, con lo que el acento pierde bastante. Tengo que practicar más