Retrato para la portada de El Tricicle
Hace un tiempo estuve haciendo la portada para el libro de El Tricicle, que ya ha salido publicado. Hacer un retrato para una portada no es cosa sencilla. Le tiene que gustar al editor, al diseñador, al director de arte, a la señora de la limpieza, al portero y a la víctima. Mínimo que yo sepa. Posiblemente intervengan también parientes, vecinos y cuñados, pero de eso ya no tengo pruebas, sólo vagas sospechas, o sea que lo dejo como hipótesis. Como puede imaginarse, un camino de obstáculos en el proceso de la toma de decisiones. Si el sujeto no es uno, sino tres, (uno y trino decían los escolapios) la cosa se puede complicar a niveles estratosféricos, porque acertar con una toma donde llueva a gusto de todos pasa a ser una lotería. En estos casos yo prefiero hacer tres retratos separados y juntarlos todos una vez consensuados. La cuenta de la vieja de toda la vida, vaya. Lento, pero seguro.
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