Retrato en siete minutos
Se ha publicado ya el trabajo que hice para Delta Airlines en Tánger. La cosa era en principio simple: se trataba de conseguir un retrato de Anthony Bourdain, aprovechando que estaba por aquí cerca rodando un episodio de su programa «No reservations». Aquí un servidor tiene poca mundología y no lo conocía de nada, pero parece que en los USA es una celebridad, y fotografiar celebrities tiene sus dificultades. De entrada tienes que empotrarte con el equipo de rodaje y mirar de molestar lo mínimo, ningún problema por ese lado, ya que soy de buen conformar y la gente del equipo eran todos extranjeros pero buenas personas lo que se agradece.
Lo malo es que las estrellas tienen sus ritmos y sus horarios, de modo que pasé la mayor parte del tiempo esperando, hasta que por fín tras mucho insistir, me dieron 15 minutos para hacer el retrato. No parece mucho, la verdad, pero ya dicen que todo lo malo puede ser peor. Del primer disparo al último pasan siete minutos, con los metadatos en la mano. Es el tiempo que tuvimos hasta que llegó el productor a decirme que ya podía estar contento.
La localización, la luz, la armonía, el alma del personaje, la introspección y la psicología, el sistema de zonas y la regla de los tercios; todas esas cosas tan bonitas, reemplazadas de un hachazo por aquello tan nuestro del aqui te pillo aqui te mato. Había un tipo de fotógrafo, extinto ya, al que llamaban fotógrafo minutero, por aquello de que te hacía el retrato en un minuto. Luego lo del minuto no era verdad, que en esto hay mucha publicidad engañosa, y acababan siendo cinco, o siete, que total no viene de ahí. Tanto cuento para acabar convertido en un fotógrafo sieteminutero. Esto no es serio
Escribo este post desde Dubai, porque la vida moderna tiene esas cosas. A ver si mañana tengo tiempo y contamos cuatro cosas de por aquí. Un adelanto: hace calor.