La foto pescadilla (que se muerde la cola)
Siento una especial fascinación por la gente que hace fotos, lo que significa que, por una evidente regla de tres, me gusta hacer fotos de la gente que hace fotos. El porqué de esta perversión lo dejo al criterio de especialistas con más conocimientos.
Lo bueno de esto es que la gente hace uso de su Derecho Constittucional a la Fotografía Indiscriminada en cualquier lugar, momentro o circunstancia. Eso le da al conjunto una cierta variedad de lo más sugerente. Ya hemos comentado a veces que hacer fotos le da un sentido a la existencia, una sensación de finalidad de la que carece en cuanto lo pensamos un poco. La gente corre a refugiarse en cuanto caen cuatro gotas, pero si se trata de hacer una foto, la cosa cambia. Así caigan chuzos de punta. Lo primero es lo primero
Sin embargo, hace poco me percaté de que no era el único. Estaba yo en Tárraco, cuando pude observar a Rafa López-Munné haciendo fotos de la gente que hacía fotos!. Rayos y truenos, pardiez. Sin embargo, consigo una foto con un bonus extra. Gente haciendo fotos de gente que hace fotos. Interesante.
Lo más grave viene luego. Por lo que sé, hubo alguien que captó mi foto haciendo fotos de Rafa haciendo fotos de la chica esta haciendo fotos. Si me pongo a pensar en las implicaciones y las posibilidades la cabeza me da vueltas. Está cercano el día en que podamos plantearnos hacernos fotos de los cogotes hasta dar la vuelta al globo terráqueo. Será la foto definitiva, circular, perfecta. Es posible que se produzca una singularidad del espacio tiempo, una ruptura de la simetría electrodébil, cualquier cosa de esas, y el universo colapse.
Tendría gracia que el fin del mundo no fuese por culpa del calentamiento global o de Rodrigo Rato. Por variar, mayormente.
ACTUALIZACIÓN:
Gracias a María Rosa Vila tenemos una pescadilla de grado 3. Esto empieza a ser inquietante