Despiece rápido de un matte painting. Básicamente, que es verano y tenemos que distraernos. Se trata de coger una foto un poquito mierder, enmascarar, corregir color e iluminación, añadir atmósfera y darle un poquito de vidilla, en resumen.La semana que viene, complicamos la cosa y añadimos movimiento y video real.
Para los que son más de ver las cosas con calma y eso, aquí la cosa interactiva:
Parece ser que por aquí abajo ya está todo fotografiado, de modo que ahora la gente manda las cámaras al espacio. Así, por libre, sin ser la NASA ni Elon Musk. Cualquier escuela que se precie lo incluye como actividad extraescolar optativa con la esperanza de que alguno de los pequeños predelincuentes abandone el camino del mal seducido por los prodigios de la ciencia. En estos tiempos de low cost, hasta eso es barato. Un globo de helio, cuatro corchos de los helados Contessa y una GoPro mierder, bastan para obtener unas tomas la mar de resultonas desde la estratosfera.
Hasta aquí todo normal, pero Tim Zaman, ingeniero de software en NVidia, es un tio con recursos e iniciativa: Lo de las GoPro está bien, pero lo verdaderamente hipster, sería enviar una Polaroid, analógica, de las de toda la vida, nada de tonterías. Un poco de programación, un calefactor, un servo con Arduino, y ya tenemos una Polaroid sacando fotos a 35.000 metros de altura. Aplausos.
El resultado puede calificarse como decepcionante o como genial en función de la amplitud de miras de cada cual. En estos tiempos confusos, en que la gente hace cola para contemplar una pared vacía, las polaroids espaciales pueden llegar a cotizarse mucho, siempre que alguien con un poco de criterio y sentido del negocio, las presente como una performance artística que establece un diálogo entre la conceptualización iconográfica y la gnoseología epistemológica. Algo de ese estilo, ya me entienden.
Bonitas son. Cosas peores he visto colgadas por ahí.
Un encargo para la revista Science et Vie, que en francés debe ser algo así como el SuperPop pero de cosas de científicos. El señor de la foto es Xavier Rodó, un investigador dedicado al cambio climático,y con una biografía tan larga que sobrepasa las limitaciones de estilo del blog por todos los lados. La pizarra llena de símbolos incomprensibles (para mí) me pareció una buena variación respecto al consabido portátil, aunque luego te da porsaco con los brillos. Entre eso, y las prisas, pues la sesión de retrato habitual, por no variar.
Porque los científicos son por lo general gente honesta y trabajadora, pero poco amigos de los flashes y la cosa mediática. Hacer que dejen de investigar un rato y se sienten cinco minutos ante la cámara ya es un mérito en sí mismo y produce en el interesado un estrés de nivel ocho. Si encima la foto saliera o saliese medio bien, ya sería la repera.
Vamos a ser sinceros: ninguno tenemos la más repajolera idea de lo que sea el Bosón de Higgs. Ni el de Higgs ni el de nadie. No es que no hayamos leído sobre el particular, o que no nos interese. Yo mismo puedo estar un rato parloteando sobre el tema y que parezca que sé de qué hablo, pero ni idea. Lo dijo el mismísimo Richard Feynman: «Quien diga que entiende la física Cuántica, miente como un bellaco». O sea, que no sabemos de qué va pero no pasa nada, es normal. A mí, sin embargo, lo que me indigna de verdad es el tema de las fotos. Tanto cuento con el Bosón de las narices, y ni una miserable foto. Un dibujito hecho con el Paint y pare usted de contar. No pasa nada, pienso yo. Debe ser complicado, hace falta un macro de los gordos. Entonces me salen con otro descubrimiento del copón: Por fín hemos fotografiado la sombra de un átomo. Bien! Una foto, ya era hora.
A ver, yo no es por quejarme, pero alguien cree que esto es serio? Eso podría ser polvo en el sensor, que a mí me ha pasado. El problema de la ciencia moderna es de comunicación, de llegar al corazón del público, y la cosa ésta de arriba no vende. Que la gente ve el manchurrón ese y piensa que vaya truño de descubrimiento. Ya sé que es complicado, que son cosas muy pequeñitas, pero cuando hablas de la Teoría de la Relatividad, que tampoco entiende nadie, por lo menos puedes poner a Einstein, que siempre queda muy resultón en las fotos, con cara de sabio y tal, y la gente sigue sin etender nada, pero se queda con la idea.
Y ya no digamos la llegada a la Luna. Eso si es una foto como dios manda. Chorro mil millones bien gastados, vive dios. Y en la Luna nada menos, con un par. A ver quien discute eso teniendo esta imagen tan super molona.
Que lo discuten, por cierto, pero ni punto de comparación. Una imagen como ha de ser. Tirada con una Hasselblad de las de toda la vida, y que simboliza perfectamente los logros del hombre (y de la mujer, que nadie piense que) y el progreso de la humanidad y esas cosas. Si la ciencia quiere ganarse al público necesita imágenes míticas, de las que quedan grabadas en la retina y el corazón. O sea, fotos en condiciones, que para eso se inventó la fotografía. De modo que aviso, si a partir de ahora la investigación científica va a ir por ahí, conmigo que no cuenten.
Cuando me llamaron del Chronicle Herald con el encargo de hacer un retrato para un reportaje, debí sospechar que había gato encerrado. La víctima era Amy Curwin, bióloga celular (sea lo que sea eso). La trampa venía disfrazada de elogio: «Haz lo que quieras, tienes vía libre. Esperamos que nos sorprendas con algo muy creativo.»
De entrada parece perfecto, qué bien, voy a poder ser creativo, pero en el PRBB no está concebido como plató fotográfico. Los investigadores trabajan en cubículos minúsculos, de modo que acabamos montando el tenderete en un pasillo, con lo que fuimos víctimas de las bromas y chascarrillos de varios miles de investigadores que tuvieron a bien pasar por aquel punto en aquel momento concreto. Como no tienen presupuesto se entretienen con cualquier cosa mientras esperan el próximo recorte. Tuvimos que hacer la sesión durante la pausa del almuerzo, o sea que rápido, rápido venga fuera se acabó. Visto lo visto, el resultado no fue tan malo, y hasta me gusta
Eso sí. Se acuerdan de aquello de haz lo que quieras, sorprendenos, etcétera? Llevo demasiado en esto como para creer en los cuentos de hadas, de modo que hice lo de siempre: mandar una segunda versión más «normal» por si acaso. Adivinan cuál se ha publicado?
Ayer me encontré esta bella imagen en la playa de Barcelona. Falta la red para jugar a voley, pero nuestros jóvenes tiran de ingenio y se apañan con una cuerda. Y nos vienen a decir que los jóvenes españoles están a la cola en innovación? Hace tiempo que no se oye hablar más que de los recortes en el presupuesto para ciencia e I+D. Mucho quejica suelto es lo que hay, mucha nenaza. Teniendo presupuesto hasta yo puedo inventar cosas, pero en este país, la mejor receta para la innovación ha sido siempre la escasez y la cochambre. Conviene no perder de vista que llevamos incrustado en el ADN el botijo y la alpargata. Lo que pasa es que la gente se cree la propaganda y luego vienen el llanto y crujir de dientes.
La imagen de arriba es una bella metáfora que demuestra que, para al fecundo ingenio de un caballero español, no hay recortes presupuestarios que valgan. Somos así. Somos los mejores. Que inventen ellos.