Se acabó 2011, qué se le va a hacer.
La celebración del fin de año en Sidney consiste en amontonar gente; a mucha gente, con la excusa de ver unos fuegos artificiales. Cuando digo mucha, quiero decir mucha. Supongo que todo forma parte de algún tipo de experimento científico apra averiguar cuántos australianos se pueden meter en un metro cuadrado sin que se colapsen y formen una estrella de neutrones. Servidor siente una fuerte aversión a las multitudes, por lo que pasé un día de grandes sufrimientos, que soporté con estoicismo pensando que debía ser por el bien de la ciencia. La parte culminante de la celebración llega a las 12 de la noche, cuando arrancan los fuegos y todos los asistentes se ponen a gritar como becerros y todo es un pandemónium de ruido y furia. No se lo pierdan.
A mí, de todo el jolgorio me interesaba el asunto de los lavabos, como es natural. Cómo solucionan en Sidney el tener a un millón y medio de vejigas trabajando a todo trapo durante todo un día?. Poniendo muchas letrinas. Eso ya lo sabíamos, de hecho el despliegue logístico es mucho más espectacular que los fuegos. Pero me gustaron especialmente los mega-camiones que aquí les presento y que pasan a formar parte del top ten de la letrina portátil por derecho propio.
O sea que hay un señor que puede decir, sin miedo a exagerar, que conduce un camión de mierda.
Reflexiones sobre el tiempo que pasa, y el año que se va, y todo eso, pues no. Feliz año a todos