Una cámara no es sólo una cámara
Después de pasar 15 días viajando por los USA con un montón de equipo, llegas a casa y te encuentras con que te han perdido una maleta. Que podría ser peor, eso se dice siempre que pasa una desgracia. Dentro de lo que cabe los daños son limitados, pero mira por donde que en la susodicha maleta viajaban los cargadores.
Que se compran nuevos y punto, pero resulta que llegamos anoche y esta mañana a primera hora ya teníamos otra sesión, y mañana volvemos a salir, y que a ver de donde saco un cargador para ya. Las baterías de la Pentax 645Z han aguantado un día, pero dos ya no. De lo del jet lag no hace falta ni hablar.
Ahí es cuando se nota si la cámara vale lo que cuesta. Llamas a Reflecta, y en lugar de los subterfugios rastreros o las excusas baratas a que tan acostumbrados estamos, te contestan que ningún problema, y que ya te prestan uno. Que salgo tarde de la sesión y ellos cierran a las seis. Pues tampoco hay problema, ya te espera alguien.
Que la gente dice mucho de los pixeles y el rango dinámico, pero una atención posventa en condiciones no tiene precio. O lo tiene y es lo que pagas por la cámara, pero en en ese caso lo doy por bien empleado.
Por cierto, el número para interesarme por el destino de mi maleta es un 902 de pago. Gracias, Iberia. Un detalle.