Retrato psicológico
Hay una cosa que me intriga con todo el revuelo este del caso Gürtel. Siempre que los periódicos hablan del Correa (el título de señor podemos obviarlo) se acaba publicando la misma foto de Uly Martín.

Debe haber cientos de fotos del indivíduo en cuestión, pero siempre acabamos en la misma imagen. La razón es muy simple, la foto nos dice de un solo vistazo y sin necesidad de subtítulos, de qué pasta está hecho el individuo en cuestión, y de paso nos explica cuatro cosas de la España reciente. Esto es lo que de siempre se ha llamado un retrato psicológico. La mirada del nuevo rico engominado es distante, ni siquiera hace el intento de disimular una arrogancia que él considera signo de clase. La actitud de la barbie recauchutada que lleva al lado es orgullosa y a la vez desafiante, la mirada de alguien acostumbrado a pelearse en las pescaderías con las chismosas del barrio. En conjunto te queda la idea de que no irías de copas con ninguno de los dos, y menos con los dos juntos. Por fotos como esta se dice aquello de que una imagen vale más que mil palabras.
A mí me recuerda (salvando las distancias) aquella imagen de Cartier Bresson

La transprencia es la misma, pero la principal diferencia es que el chaval este nos cae bien desde el principio. A lo mejor de mayor se convierte en un Correa, pero de momento irradia inocencia y optimismo. Vemos el interior del individuo a través de una imagen con toda claridad. De la misma manera podríamos haber usado como ejemplo algunas imágenes de Diane Arbus como la del niño cabreado con la granada de plástico
Hay mucho fantasma por ahí que apunta al carro y se atribuye la virtud de hacer este tipo de retratos con todo tipo de técnicas persuasivas, charlando con el modelo, penetrando en su yo interior y captando su alma y bla bla bla. Todos esos supuestos «retratos psicológicos» acaban siempre en una imagen muy oscura de un tipo mirando a la cámara con cara de estreñido. Para conseguir un retrato de este tipo es fundamental que el individuo se quite la máscara y se muestre tal cual. En el caso de los niños por simple inocencia (ya aprenderán) . En el caso de los tipos de la calaña del Correa y señora la razón es muy simple y demuestra que (en el fondo) aún son humanos: «Para qué sirve ser muchimillonario si no se lo puedes pasar por la cara a la gente?»