Psicología básica para fotógrafos: el sujeto hostil
Todo fotógrafo se ha tenido que enfrentar en algún momento a una situación conflictiva: fotografiar a un sujeto que, por las razones que sean, no está por la labor. A menudo se trata de seres mezquinos y resentidos a los que no juzgaremos aquí, pero que nos pueden complicar la vida de mala manera sean cuales sean sus motivos. Si cedemos al primer impulso lo mandaremos a cagar a la vía, pero hay que valorar que nuestro negocio puede resentirse si aplicamos este método demasiado a menudo. Conviene proceder con tacto y diplomacia.
Pasaremos pues al plan B. El sujeto no sólo intentará sabotear nuestra labor, sino que, en muchos casos, intentará dominarnos y humillarnos. Este comportamiento tiene raíces muy profundas en la evolución de la especie y tampoco lo analizaremos aquí. Lo primero que haremos es explicarle claramente lo que vamos a hacer, y de qué manera. Tenemos muy en cuenta que su tiempo es valioso, pero el nuestro también, de modo que si todos cooperamos la cosa será rápida y podremos perdernos de vista mutuamente en un tiempo récord. Hay que demostrar decisión y no dudar, más vale pecar de bruscos al principio. Si habéis visto documentales de esos en que educan a los perros para que no hagan caca en la alfombra podéis aplicar todo lo que dicen, porque el sistema viene a ser el mismo.
Una vez hemos establecido las bases del diálogo, podemos suavizar la cosa usando el viejo método del palo y la zanahoria, y hacerle un poco la pelota, pero indirectamente, sin que se note. Os sorprenderéis de comprobar cómo una cosa tan simple funciona casi siempre. Podéis felicitarlo por las vistas estupendas que tiene su despacho, o decir que habéis leído que su empresa acaba de subir dos puntos en el IBEX. Normalmente funciona. En caso contrario, hay que fingir que no te das por aludido por sus constantes miradas al reloj y sus insinuaciones de difusas e importantísimas reuniones. Ha llegado la hora del plan C. Ahora vamos a aplastar toda resistencia demostrando quién manda. El fulano se muestra desdeñoso, de modo que vamos a darle una dosis de su propia medicina. Si el tipo es un ejecutivillo del tres al cuarto, le sueltas que Bill Gates tiene un pisapapeles como el suyo, que lo has visto cuando vas a hacerle fotos al yate, o que tienes prisa porque te esperan en la Casa Real para un tema. Mucho ojo con esto. Hay que usar este recurso con mesura porque es muy fácil acabar pareciendo un imbécil. Hay que cogerle el truco, porque si la cagáis, notareis una mirada de triunfo en los ojillos voraces de vuestro sujeto. Se os ha visto el plumero y la cosa ya no tiene arreglo. Acaba el trabajo y lárgate. La próxima vez la cosa irá mejor.
Crédito de la imagen: Shutterstock.
Muy bueno artículo, Siqui, pero… a que nos falta información? No nos dices ni quien ni cuando… Nos falta el ambiente, la situación, quizas si era hombre o mujer, que ha motivado hacerle una foto? Un famoso? Un artista de la economía? XSyM?
Secreto Profesional. Como los periodistas, los curas o los abogados.