Fotografía de interiorismo
Un encargo de arquitectura es siempre una cosa delicada. Sobre todo si tenemos un interior muy luminoso y queremos mantener la atmósfera y acentuar las entradas de luz. Hay que disimular el efecto de los flashes y exprimir al máximo el rango dinámico de la cámara. En este caso la Pentax 645Z que nunca falla con el HD DA645 28-45 mm f/4.5 ED AW SR. Un nombre muy largo para un objetivo muy grande.
Para acabar de complicar la cosa, tenemos paredes y techos blancos, mobiliario en tonos claros, ventanas a porrillo, problemas por todas partes. Más que nada porque las selecciones hay que hacerlas muy a lo fino si no queremos que se vea el cartón. En las partes complejas podemos salvar la cosa siendo cuidadosos con el pincel, pero en techos y paredes lisos hay que recurrir a las máscaras de luminosidad e incluso a pintar degradados desde cero.
Un agobio, para qué nos vamos a engañar.
Si, es verdad. Todas las luces son encendidas en pleno día, curioso.
Gran trabajo Siqui, el diablo está en los detalles, como siempre.
Me hace pensar en Tanizaki Junishiro: El elogio de la sombra, capítulo muy interesante sobre los lavabos, y otro sobre la belleza de la mujer…