Análisis Pentax: hoy toca criticar
Cuando compras un coche el vendedor te enseña todas las pijadas extras que lleva el cacharro: que si elevalunas propulsado por motores iónicos, que si salpicadero con thermomix, que si navegador de a bordo a base der fractales cuánticos. Lo que no te dice hasta el final, es que las putas alfombrillas las tienes que pagar aparte. De todos es sabido que no es más que una estratagema de regateo y cambalache consolidada por años de práctica. Al final te las acaban regalando (sic) y todos contentos.
Pues bien, cuál no sería mi sorpresa al intentar disparar con la cámara conectada al ordenador. Resulta que no. Que hay que comprar el software aparte. Ni Adobe ni Lightroom dan soporte de momento a la criatura, y Capture One, que lo daba, lo ha quitado por aquello de evitar las fugas. Con una cámara que ofrece una calidad comparable y vale menos de la mitad que sus respaldos IQ es normal que estén preocupados.
Lo que he leído del Image Transmitter 2 tampoco es que me haya animado a sacar la Visa del bolsillo. Ya pagué la novatada en su momento con la versión 1.1 del Capture de Nikon, que resultó ser un truño de mucha consideración.
Lo dicho, una de cal y otra de arena. Prometo que la próxima será de cal. De hecho nunca sé qué es lo que se supone que es lo bueno. Si la cal o la arena.