
Al igual que hiciera su padre, y el padre de su padre, el señor Julián se dedica a vender boletos en una tómbola ambulante. Desde que recuerda, el negocio ha transcurrido con altibajos, pero con pocos cambios. La última innovación fue la introducción de la Muñeca Chochona y el Perrito Piloto, hace ya un montón de años, tiempos gloriosos aquellos. Otra novedad fue el uso del micrófono, genial innovación que fue recibida con alborozo. El micrófono del señor Julián es un aparato robusto y fiable,y en su espumilla hay suficientes microorganismos como para fabricar un arma biológica de tamaño mediano o clonar al señor Julián varias veces si alguien tuviera interés en ello, cosa improbable.
La esperanza del señor Julián reside en su hijo, eventual sucesor en el negocio, aunque no ha mostrado el muchacho demasiado interés por continuar la tradición familiar. Muy al contrario, el zagal manifestó hace tiempo su pretensión de estudiar marketing y comunicación audiovisual. Ante las lógicas dudas de su progenitor, esgrimió el niñato el argumento de que, gracias a las triquiñuelas del marketing conseguirían remontar el persistente declive en los balances del negocio, y que la visibilidad era la clave en cualquier empresa que quisiera posicionarse en el competitivo mercado del Entertainment del siglo XXI.
El señor Julián no ve muy claro el asunto, no sabe qué es eso del Entertainment, y la verborrea de su hijo sobre tendencias y demás zarandajas le suena a timo de la estampita. Si algo sabe el señor Julián es reconocer a un cantamañanas nada más verlo, para eso lleva años en el negocio de embaucar a incautos.
El señor Julián es una persona con mentalidad práctica, de modo que, tras analizarlo un rato, concluye que su hijo, por más que quiera disfrazarlo con palabrería posmoderna, en realidad no va a hacer sino continuar con la tradición familiar. Que todo eso del Instagram y las redes sociales, y los followers, no es sino la versión actualizada de la tómbola de pueblo. Un camelo para llevarse al huerto al personal, moderno y lo que quieras, pero un timo a fín de cuentas.
El señor Julián observa a su retoño mientras se hace otro de sus aclamados selfies con el Perrito Piloto. Al parecer su cuenta de Instagram está teniendo mucho éxito y ya lo consideran Fotógrafo Emergente. No está claro que vaya a salir dinero ni de dónde, pero si tanta gente se está dedicando al tema por algo será, piensa. Los tiempos cambian. Peor negocio que la tómbola no va a ser.
Crédito de la foto: Vincent Desjardins