Una proposición indecente

Aviso spoiler: los fotógrafos profesionales ya sabéis cómo acaba. Avisados estáis.
Me hallaba hace unos días fotografiando una infraestructura de esas que cuestan una millonada, cuando se me acercó un individuo que pululaba por allí con unción de propietario. Informóme el citado individuo que pertenecía a la compañía que había realizado la cosa. Una compañía de esas que salen en la prensa y que cotiza en bolsa y factura cientos de millones y tal. Mejor dicho: la compañía le pertenecía a él. Era el presidente, the fucking boss, y no, no era mi cliente. En la cadena alimentaria global el citado señor se hallaba cómodamente sentado en la cúspide mientras la empresa que me había contratado peleaba por la supervivencia diaria bastantes escalones por debajo.
Tras explicarme muy por encima su agitada agenda, con proyectos por todo el mundo y sus problemas de artritis en los nudillos de tanto contar billetes, pasó al meollo del asunto. Le pedían a menudo un retrato para esas cosas de la prensa, y resulta ser que no tenía ninguna que sirviera a tales propósitos. Qué cosas. Debía ser cosa de la agenda apretada de los poderosos, porque fondos para financiar una sesión de fotos supongo que los tenía.
El caso es que un retrato allí resultaba ideal, mucho mejor que en el despacho, donde va a parar. Me sugirió incluso un par de localizaciones que quedarían perfectas. Tras constatar que del espinoso asunto monetario ni se hablaba ni se pensaba hablar, le prometí que le haría un par de fotos en plan casual, cuando no mirase, que siempre queda más auténtico. Si quería las fotos no tenía más que dirigirse al departamento de comunicación de la empresa que me había contratado.
Pareció un tanto decepcionado, pero me dio su tarjeta de todos modos, por si tenía un momento y le quería enviar las fotos sin pasar por tan enojosos trámites. Un pedazo de tarjeta, todo hay que decirlo, con papel del bueno. Supongo que se encontró un día a un impresor en la cola del súper y le pidió que se las hiciera por la patilla. Porque así es como hacen su fortuna los millonarios, y no regalando el dinero por cosas que se pueden obtener gratis. Como las fotos.
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