Solución low-tech para timelapses con lluvia
La principal diferencia entre hacer un timelapse por gusto o hacerlo por trabajo es que, en el primer caso, eliges el día tú, y en el segundo lo elige algún tipo de ser superior. Esta elección está condicionada por variables que escapan a nuestro humilde y escaso entendimiento, y sería pecar de soberbia por nuestra parte intentar comprender los inescrutables designios de la providencia, aunque está claro que nimiedades como el clima no interfieren en su inapelable decisión. Valga esta introducción para explicar porqué me pongo a hacer un timelapse justo el día en que caen del cielo rayos truenos y centellas, chuzos de punta, un frío del copón, la ciclogénesis explosiva y las isobaras por los suelos, borrasca y bajas presiones, llanto y crujir de dientes. O sea, que llueve y hace frío.
Llevamos una temporada de romance tórrido con los talleres de reparación, de modo que vamos a intentar evitarlos tanto como sea posible, que tanto roce ya cansa. Una cosa es que se moje un poco la cámara -que se joda- y otra dejarla un día entero a merced de los elementos, de manera que toca improvisar un tenderete a toda prisa. Todo lo que necesitamos es la mitad de un cubo de pintura, un cúter y mucha cinta. El resultado es, como puede verse, práctico a la par que elegante.
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Para prevenir que el viento nos envíe todo el montaje al cuerno, le metemos unos cuantos pedruscos de esos que siempre se encuentran si sabes dónde buscar. Venden unas bolsas la mar de elegantes, pero no estamos aquí para sutilezas. Hacer chapuzas es como rascarse, una vez que empiezas cuesta saber dónde parar.
Los más avispados de entre vosotros habréis observado, con razón, que un cubo tiene dos mitades. (De hecho cualquier cosa tiene dos mitades, pero no vamos a entrar ahora en estériles debates filosóficos) La otra mitad nos viene perfecta para otra cámara, y ya tenemos dos.
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Como un cubo no tiene tres mitades, a la última cámara le toca apañarse con un plástico encontrado en un contenedor. Es una suerte que lo pongan separado de los restos de comida y esas cosas que dan un poco de asco. Todo tiene un límite y tampoco es cuestión de rebajarse tanto
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Nueve horas estuvimos y ni un problema.
Por cierto, 13.000 disparos. Mortal para las cámaras. Que se jodan.