Entre las novedades con que nos sorprenden regularmente los señores que diseñan cámaras digitales empieza a notarse cierto aire cansino de “lo que ya tienes pero más gordo”. Así, el anuncio de 102.400 ISO no deja de ser como matar moscas a cañonazos. Quién necesita eso?. Al menos no de manera regular. Da un poco la sensación de que la carrera ha sido tan frenética que hemos quemado etapas a lo bestia y no hemos dejado nada para el día después. Lo que está claro es que el modelo “compra una nueva cámara cada dos años” es el sueño dorado de los fabricantes de chatarra electrónica, pero no necesariamente para nosotros. En mi caso particular, me he plantado, y les va a costar convencerme de que mi Canon 5D MKII no me basta para hacer el trabajo. Hace 10 años que compré mi primera digital, y en este tiempo he comprado 5 cámaras reflex, una cada dos años. No soy un comprador compulsivo, de modo que resulta necesaria una explicación.
Una pequeña historia resumida de las actualizaciones de equipo.
En los tiempos remotos empecé usando una Werlisa, como todo quisque. A partir de ahí, y hasta la Sinar 9×12 cada nueva pieza de equipo representaba un paso adelante considerable respecto a lo anterior: ópticas intercambiables, autofocus, formato medio, formato grande, fin.
En el año 1999 y gastando una fortuna, compro una Nikon 1DS, (de 6 Megapíxeles!) sin saber que estaba firmando un pacto con el diablo. A partir de ahí te encuentras cada dos días con que tu el móvil de tu cliente tiene una cámara con más megapíxeles que la tuya. Durante este tiempo las cámaras tienen grandes deficiencias que se solventan de una en una, cada vez que compras un nuevo modelo, que queda obsoleto en el momento mismo de pasar la Visa por la caja. Las actualizaciones son inevitables y tienen un cierto sentido: Pasar de 6 Mp a 15 y a 21, reducción de ruido, ISO alto utilizable, velocidad del búfer, video, etc.
A la velocidad anterior, este proceso podría haber durado 30 o 40 años. Nikon sacaba un nuevo modelo cada 10 años, y podías estar usando la F2 cuando ya existía la F4 sin problemas. En lugar de eso, nos fumamos todo el proceso en 10 añitos de nada.
El problema viene cuando ya no queda nada más por ofrecer. Que las nuevas cámaras ofrezcan como novedad reconocimiento de sonrisas o chorradas por el estilo es signo de que hemos quemado toda la pólvora y no podemos decirle a la gente: “su cámara es cojonuda, no se puede mejorar, consérvela y disfrútela”. Eso iría contra el modelo de negocio, imagino que según cómo podría ser calificado de terrorismo, o algo así. Particularmente, hay un par de cosas que me gustaría que mi cámara ideal tuviera, pero me voy a aguantar muy mucho y pienso hacerla durar hasta que se caiga a trozos.
(A menos que salga algo interesante, que nunca se sabe)