Grandes avances en autorretrato
La competencia en el mundo de las cámaras digitales es feroz, y los fabricantes se esfuerzan en seducirnos con presuntas habilidades inteligentes y memeces varias que a nadie le importan un comino. Lo que de verdad necesita la gente, lo que pide a gritos el personal, es algún sistema para solucionar el problema de hacernos una foto con la parienta delante del monumento de turno. Porque está muy bien lo de saber idiomas y acercarse al primero que pasa y soltarle aquello de “esquiusmi, du yu maik me a picher”. Pero que nunca se sabe con quien te vas a topar, que lo mismo sale corriendo con la compacta, que hay mucho mangante suelto. O peor aún, que hay gente borde con muy mala idea, que te hace la foto con el culo a propósito, y encima le tienes que dar las gracias. “Thankyou pa tu madre, so mamón”. Bastantes motivos de enojo tenemos con el periplo vacacional, que si el sablazo de la comida, que si la caravana de vuelta, que si tal que si cual, para encima tener que enfadarnos porque un indocumentado no respeta la regla de los dos tercios. La feliz pareja de la foto ha echado mano de un palo de esquí roto, de esos que todos tenemos en casa y se ha montado un gadget que, si bien podría ser más elegante, no deja de ser sorprendente por su sencillez y eficacia. Me preocupé de averiguar si lo han patentado: “Du yu patenting this?” y resulta que no. Los muy pardillos van por ahí a expensas del primer listillo que les fusile la idea y se forre a tope. Los hay ingenuos